jueves, 3 de enero de 2013

Tanta felicidad...

"Tanta felicidad no debía de ser buena..." me decía una persona muy querida hace sólo unos días. Me pedía también que no dejara de quererla. Y yo me pregunto como se puede hacer eso, dejar de querer a alguien que es todo bondad, así porque sí.
No sé por qué creemos que cuando algo malo se nos viene encima, cuando de repente la vida se tuerce y nos da un giro de 360 grados y se nos pone del revés, tendemos a pensar que no merecíamos tanta felicidad como teníamos, que en algún momento acabaríamos perdiéndola  porque si hay tanta desdicha por el mundo, ¿Cómo puedo tener yo tanta suerte?, ¿Por qué me toca a mi tener salud, dinero, amor y felicidad con lo que le pasa a mi  pobre vecino?
Pues mira, porque sí. Porque la vida no es justa pero es bonita. Y yo debo tener un ángel encima de mí constantemente  que en mis ratos buenos me dice: " Tú estás aquí para algo grande"  y yo le digo que siga hablando, que me diga para qué, pero el muy capullo se calla y no me cuenta más. Supongo que quiere que lo descubra solita. Pero está claro que ALGO muy bueno me tiene que pasar próximamente para compensar este dolorcillo que tengo incrustado en el alma.
Aquí es donde entran los pesimistas a decirnos eso de : "Es que cuando las cosas se tuercen la desgracia se ceba con uno ¡eh!"
¡Ah no! A mi esa no me pilla. Ya he tenido bastante, que yo ni necesitaba un palo para ser más fuerte ni perder cosas para apreciar lo que tenía, ni emociones en mi vida que le hicieran interesante.
Siempre he apreciado y valorado mis circunstancias. Cada día me sentía afortunada por la salud, el amor, mi casa, el desayuno, mis amigos...(no necesariamente  en ese orden claro. Prefiero un buen amigo que una tostada), así que no creo que estuviera  esperándome, agazapado en algún rincón, el golpe que me esperaba este pasado noviembre, ni me ha venido porque fuera excesivamente feliz. Me ha tocado como en las rifas, que nunca crees que te va a tocar hasta que te encuentras comiendo en tu casa  el jamón del sorteo de Serafín el carnicero. ¿Esto es suerte o mala suerte?
No creo en ninguna de las dos, y eso siempre se lo digo a mis hijas cuando se ponen una pulsera que consideran un amuleto, o encuentran un euro en la calle y gritan  entusiasmadas ¡Mira que suerte mamá!
¿Suerte porqué?  Y si ahora viene un policía  y te dice que lo has robado ¿es suerte? Pero si lo inviertes en una quiniela y te haces millonaria la cosa cambia (Cuento sufí)
No sabemos nunca como van a acontecer los hechos. Y lo que a priori puede  parecer malo convertirse en bueno y viceversa. Así que como la vida es caprichosa y yo soy optimista quiero pensar que mi ángel tiene razón, y aunque suene presuntuoso prefiero pensar que algo grande y bueno me está esperando a pensar que he tenido mala suerte y la desgracia viene a cebarse.
Pamplinas.

6 comentarios:

  1. Lo dije en un post por ahí... nunca sabes lo que va a pasar, incluso en temas de corazón.

    Besos!!

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  2. A todas las personas nos ocurren cosas buenas y cosas malas. Lo que ocurre es que hay gente que se recrea en explicarle a la gente la mala suerte que tienen (sin fijarse en las cosas buenas que ocurren a su alrededor) y otras personas, en cambio, son positivas y aparcan las malas experiencias para disfrutar de las buenas que, al fin y al cabo, son las que importan. Por cierto, pedazo de rollo que te he soltado...un beso !

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  3. todo son oportunidades, el tema es cómo las empleas, si sabes aprovecharlas. seguro que siempre hay cosas buenas y malas por llegar. sólo hay que afrontarlas lo mejor posible.

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  4. "Tanta felicidad no puede ser buena"... Menuda chorrada...pues claro que es buena!...pero la realidad es que resulta tremendamente duro cuando parte de esa felicidad desaparece de golpe y plumazo por las circunstancias que sean...
    En esta vida casi nada es blanco o negro, felicidad absoluta o desgracia total es difícil que se den, tan sólo hay que dirigir la mirada hacia aquello que nos llena (cada cuál sabrá qué) y un poco de reojillo a lo que nos resta felicidad, de este modo siempre apreciaremos lo que poseemos.
    Las cosas suceden sin un por qué en la mayoría de ocasiones, y es absurdo pensar si lo ocurrido lo merecíamos o no (es el maldito lastre "judeo-cristiano" con el que nos toca vivir...).
    Hay una frase que me gusta y que intento recordar en los malos momentos:
    "No importa lo que te haga la vida, sino lo que tú hagas con ella".
    y otra, menos "zen" y más corriente, pero que encierra una base de optimismo y una actitud fundamental ante las adversidades. Me la repetía una paciente días antes de morir, cada vez que entraba en su habitación y la preguntaba qué tal se encontraba: "Yo siempre pa´lante, como los de Alicante"...
    :)
    Un beso fuerte, Cris Ham

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  5. Siempre es mejor ver las cosas con ilusión, y no en plan cenizo, y tener claro que oye, merecemos ser felices.

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  6. Una vez alguien me dijo: "Todo el universo conspira para que tú seas feliz". Verdad o no, esa forma de ver las cosas alteró mi perspectiva, y ya no trato de sabotear esa noble intención del cosmos, como tantas veces he hecho.
    No conozco ni sus métodos ni sus caminos, pero tampoco es algo que importe demasiado. Las cosas suceden, el cómo las quiera vivir es cosa mía.
    Seguimos en marcha :)

    un besiño

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