sábado, 18 de febrero de 2012

Criticar.


"Es gran virtud del hombre sereno oír todo lo que censuran contra él, para corregir lo que sea verdad y no alterarse por lo que sea mentira".
J. W. von Goethe.

Criticar es algo de lo más sencillo. Mucho más que alabar o decir a otro lo bueno que tiene. Es incluso mas fácil ver los defectos que no las virtudes , y somos muy dados a eso.
Dentro de la critica dicen que hay una constructiva y otra destructiva. A mi personalmente no me gusta que me hagan ninguna de las dos. Para empezar , cuando te hacen una critica tienen que conocerte bien, sino es así, en realidad lo que se está haciendo no es criticar sino prejuzgar. Para criticar el comportamiento de alguien hay que saber primero qué es lo que ha llevado a esa persona a actuar así, porque siempre hay condicionantes educacionales, genéticos, sociales, personales...y en cada persona esos componentes son diferentes. Si cuando se conocen todos esos factores, se critica la conducta de esa persona, ya hay unas razones de peso y entonces supuestamente puede surgir la critica constructiva, que debería criticar únicamente los actos, ya que estos se pueden modificar, o la destructiva, que atacan directamente a la persona y que claramente sólo tienen un objetivo: herir.
Tengo que decir que a mi, aún no gustándome ninguno de los dos tipos,( al fin y al cabo están diciéndote algo que no gusta de ti, o que consideran que no has hecho bien, y a cualquiera le encantaría hacer siempre todo bien y a gusto de todos) personalmente si una crítica me afecta no es por la critica en si, sino por la persona de donde procede.
Si una persona que no me importa demasiado me critica, generalmente me la trae al pairo. Si viene de una persona de mi entorno cercano la cosa cambia, ya pienso y reflexiono sobre lo que me está diciendo, y si es una persona a la que quiero mucho pues entonces generalmente me influye bastante, y valoro si es algo que debo cambiar( soy un poquito terca y lo valoro tomándome mi tiempo).
No todos somos iguales, ni reaccionamos igual ante las críticas. Hay personas a las que puede afectarles enormemente la crítica de una desconocido, que en ese caso solamente sería una opinión puesto que no te conoce de nada, pero aún así les puede influir sobremanera, y marcar su comportamiento y su conducta. Por eso no me gusta la crítica a lo tonto, la fácil.
Sin embargo tengo una pregunta, si yo hago una descripción de alguien, en la que introduzco valoraciones subjetivas, opiniones negativas sobre esa persona a la que no conozco demasiado, si es una descripción que hago yo para otros, no para esa persona en concreto, ¿Es eso criticar?¿Es prejuzgar?¿Es solamente describir subjetivamente, aún introduciendo elementos negativos?¿Sólo estoy opinando o estoy criticando?¿Me explico?
Menudo rollo estoy metiendo.
Y todo esto por un post que tengo escrito sobre alguien, un post que no termino de publicar porque me pregunto si estoy criticando o no( criticando malamente claro). He pensado en generalizar más y no focalizarlo en una persona concreta, que personas así hay muchas, he pensado que exagero, que tampoco estoy diciendo barbaridades de alguien que además es anónimo y ni si quiera podría identificarse, he pensado si todo el mundo se come tanto el tarro con sus post y se plantea si podrían herir, o no. Total, que ahí estoy con un quebradero de cabeza que ni sé, por algo que escribí en un calentón mental.

martes, 14 de febrero de 2012

Poderes. Segunda parte: invisibilidad.


Os hablé ya en otra ocasión de mis poderes y de lo poco útiles que resultarían en una película de los cuatro fantásticos o xmen. Ahora he descubierto que tengo uno más, quizás igual de inútil, está por ver.
No he visto película en la que un hombre invisible sea feliz. Siempre es un pobre desgraciado que se entera de cosas que preferiría no saber, ve a su novia dándosela con otro o utiliza su poder para hacer cosas ilegales que a mi no me sale hacer. Vamos, que no sé para qué quiero un poder así, que aunque a priori parece guay, no me sirve para nada.
Lo único que se me ha ocurrido es tocar las narices a mis vecinos, no a todos claro, sólo a unos que juegan los sábados hasta las dos de la mañana a no sé qué juego y durante éste tienen que adivinar canciones que cantan muy, muy alto. Al cantar muy, muy mal, se ríen mucho, mucho, y así se sucede hasta que alguien adivina la cancioncita de turno. Yo me imaginaba este sábado con mi nuevo poder de invisibilidad entrando en su casa y cantando en plan poltergeist, Miralaaaaaaaa, miralaaaaaaaa, la pueeeeertaaaaaa de Alcalaaaaaaaaaaa.
Pues quitando eso no tengo interés en hacer alguna otra cosa. También es verdad que no tengo demasiado tiempo para hacer cosillas malas porque el poder de invisibilidad me dura aproximadamente 15 minutos al día. Es justo el recorrido que tengo del cole a casa andando. Dura poco, pero esa sensación de invisibilidad no termina de gustarme. ¿Y cómo lo consigo? Fácil. Vuelvo a casa junto a una mamá que está como un tren. Yo no sé si ella será consciente de que todo el mundo la mira, especialmente el sexo contrario, que la mira fijamente, sólo a ella, ni se dan cuenta de que lleva una niña de la mano, y mucho menos otra mami la mar de agradable a la vista (o sea yo), que aunque no está buenorra, todavía(y espero que por mucho tiempo) puede alegrar las pestañas a más de un@.
Ella sigue hablando como si tal cosa, creo que si a mi me miraran así continuamente perdería el hilo de cualquier conversación, bueno, yo personalmente pensaría que llevo los mocos colgando si me miraran así, pero ella no, ella ni se inmuta, es como que no se diera cuenta, debe de ser que uno se acostumbra a estar cañón y vive con ello como vive una persona normal con sus orejas o su nariz, sin darle importancia por estar ahí.
Las tías buenas tienen ademas un valor añadido. La naturaleza no sólo les ha dotado de un cuerpo estupendo sino que para completar el pack les han puesto el termostato de un pingüino, y mientras tú vas abrigada hasta las trancas por la ola de frío siberiano que nos invade,
embutida como un chorizo entre jerséis de lana, bufandas y gorros a modo de Michelín en versión esquimal, ellas van con una cazadora extracorta, los riñones al aire y el ombligo marcando el camino. La melena al viento, las manos sin guantes que la manicura hay que enseñarla, y encima tienen un don de equilibrista y pueden caminar a paso ligero sobre unos tacones de 10 centímetros. Sólo por este don a mi me gustaría ser una tía buena, me encantan los tacones, pero sólo por esto, que lo demás me da igual. Pero nada, hay que conformarse.
El otro día venían de frente dos chicos, cuando les vi tenían la mirada fija en el elemento que yo llevaba a mi izquierda ( la tremenda mamá), dicho elemento me hablaba sobre las proteínas, que abusando de ellas se perjudica no sé qué órgano, no me acuerdo, yo miraba a los dos individuos que se iban a chocar conmigo porque no me veían, nos íbamos aproximando, ella me hablaba de carne, pollo y más versiones de las proteínas pero yo estaba atenta a los dos sujetos que se acercaban peligrosamente y que me hacían temer por mis gafas de sol y mi integridad física. Mi voz en of empezó a gritarles : ¡Eh, eh, que estoy aquí, cuidado ,gilipichi, mira donde tienes que mirar membrillo!
Finalmente tuve que apartarme para que no me envistieran, y entonces me di cuenta de que si yo voy con esta mujer por ahí, podré hacer cantidad de cosas malas, por que no me ve ni Rita. He pensado ponerme una sirena en la cabeza cuando voy con ella pero no quiero causar estragos en el trafico rodado, tendré que seguir esquivando personal.