lunes, 7 de mayo de 2012

La carrera más rosa.

Hoy hace un año que abrí este blog. La verdad es que no pensaba escribir simplemente porque fuera su cumple pero la ocasión la pintaban calva. Si en la primera vez que me decidí a contar algo sobre mi, hablé de los objetivos y concretamente del que yo me había puesto respecto a correr, resulta que por caprichos de este 2012 voy a rematar hablando de lo mismo. Ayer se celebraba la carrera de la mujer, esa que han bautizado como la marea rosa. Aunque me había apuntado hacía bastante no tenía nada claro que fuera a ir. Encontré mil pretextos para faltar a la cita. Que si era el día de la madre y me perdía el despertar con mis peques, que si llevaba toda la semana lloviendo, que si tengo el tobillo fastidiado, que si habían cambiado el recorrido y el nuevo no me hacía tilín...en fin, no sé si eran buenas excusas pero tenía unas cuantas. El viernes por la noche mi compi de carrera me mandó un video dedicado a los corredores. Seguro que no lo hizo con la intención de convencerme pero lo consiguió. Por la mañana me puse a preparar la música, fundamental para llegar hasta el final motivado, y la verdad es que me entraron tantas ganas que habría empezado a correr en ese momento. El sábado a ultima hora empezó a llover en Madrid con tantas ganas que parecía que fuera a estar así un mes entero pero curiosamente el domingo al amanecer salió el sol, y si el día anterior hacía bastante frío, esa mañana la temperatura era ideal. Levantarse a las siete un domingo no es el mejor plan pero a medida que te vas poniendo la ropa de deporte, y cuando te ves en el espejo con el dorsal, te corren por el cuerpo una mezcla de nervios y ese gusanillo del corredor, de que sabes que vas a disfrutar y a gozarla. Pues bien. Corrí, terminé la carrera en menos tiempo que el año pasado aún siendo ésta más larga, pero disfrutar, disfrutar, lo que se dice disfrutar...va a ser que no . Sufrí lo que no está escrito. Este año habían cambiado el recorrido, no era el de Retiro como en años anteriores así que no tenía ni idea de como era. Lo que sí había leído en una página era que era más llano. ¡Y una m...! Empezamos abriendo boca con una cuesta considerable, corta pero intensa, para ir animándote. Calles que he recorrido andando y que nunca me había dado cuenta de que tuvieran pendiente, pues resulta que corriendo son un infierno. La eterna calle Mayor, la calle Sevilla, la calle del Carmen...es increíble como cambia la percepción de ellas cuando vas tranquilamente de compras, a cuando vas corriendo pensando en la meta. Y menos mal que no vi ni un sólo cartel del kilometraje porque si no me muero. El primero que ví marcaba ya seis Km, y la alegría de saber que sólo quedaba uno doscientos para la meta se vio eclipsada por el comienzo de otra nueva cuesta, la calle Ferranz. Eterna. Si no es porque aquí había mucha gente animando creo que me paro. Y de repente, cuando empiezo a ver a lo lejos los arcos de la meta, cuando creo que ya no tengo un ápice de fuerza, me ponen una guindilla en el culo y empiezo a dar unas zancadas que parece que voy a batir algún tiempo. Misterios. Así que sólo puedo contaros que sufrí mucho, que no pude disfrutar del recorrido turístico, supongo que estaba menos preparada que el año pasado, no sé, y que a pesar de todo, y de las mil excusas que volveré a tener el año que viene allí estaré. Por que esta carrera es especial, se respira un ambiente genial, de apoyo, de solidaridad, de buen rollo entre mujeres ( este año había más hombres infiltrados. Me parece muy bien), y ves a algunas con un pañuelo en la cabeza, cubriendo la ausencia de cabello, arropadas en el grupo de amigas, vecinas, primas, hermanas...y sientes las ganas de estar ahí también. Y por eso es especial esta carrera. Yo a pesar de mi sufrimiento, del dolor que tengo hoy en las rodillas, en los gemelos, en las caderas y en el tobillo, tuve de nuevo esa sensación fantástica que tengo siempre cuando corro, que supongo que es la que me hace volver a hacerlo, la sensación de que cuando lo hago, me gano a mi misma.